martes, 1 de noviembre de 2011

Redes de Emprendimiento

Desde la colonia, América Latina se ha caracterizado por grandes brechas sociales y económicas.  Después de 200 años la diferencia radica en que la sociedad actual tiene acceso a un mínimo de educación --suficiente--  para evidenciar la brecha, pero no para cerrarla.  Las insurgencias no dieron ningún resultado.  Por un lado los líderes insurgentes que decidieron tomar el camino democrático se encontraron con la fría hoja de la sica y por otro, aquellos que llegaron el poder no dieron ninguna muestra de capacidad para administrar.  La última elección para la alcaldía de Bogotá realizada el pasado 31 de Octubre de 2011, dio como ganador a Gustavo Petro, antiguo militante de la guerrilla M-19. ¿Será esta la primera muestra del justo ejercicio democrático en uno de los países de América Latina?, ojalá que si, y además, esperemos que los resultados de su alcaldía favorezcan, verdaderamente, los intereses de todos los ciudadanos sin ninguna distinción.

La amplia brecha social y económica caracteriza a América Latina, esto trae como resultado condiciones poco alentadoras para el desarrollo de nuevos negocios, por lo menos para la inmensa mayoría, pieza fundamental en la construcción de la sociedad del conocimiento y las innovaciones. Este ensayo pretende probar la afirmación anterior y evaluar al 'emprendimiento del siglo XXI' como una alternativa al alcance de toda la sociedad para apoyar el cierre de la brecha.

Partamos con una definición simple de desarrollo, la capacidad de agregar valor a la economía de un país, reflejado incrementos en el producto interno bruto y satisfaciendo, al mismo tiempo, las necesidades básicas de educación, salud e igualdad de toda la sociedad.  El lector podrá asociar esta definición con otras clásicas, salvo por el énfasis en la igualdad como criterio básico de desarrollo.  Pero no la igualdad en el entorno socialista, sino la igualdad en el acceso a oportunidades.  Es claro que el desarrollo económico depende de la iniciativa y el liderazgo de los individuos, y que el mejor incentivo es la libre competencia en busca de utilidades.  Sin embargo, en América Latina existe una clara percepción de que la competencia no se lleva a cabo en igualdad de condiciones, creando resentimiento en el segmento menos favorecido de la sociedad.  El resentimiento trae consigo inestabilidad y baja productividad.  Entonces, no se puede hablar de desarrollo si garantizar la igualdad entre los competidores.

Si trabajamos bajo el supuesto de que los segmentos socio-económicos de la sociedad pueden ser igualmente productivos bajo las mismas condiciones competitivas, entonces la distribución de la riqueza tiene que ser equitativa entre los mismos.  Sin embargo, esto no se ha producido como se puede ver en el siguiente gráfico.

CIA World Fact Books
El coeficiente de GINI es un indicador diseñado por un estadístico italiano que pretende medir la distribución de la riqueza entre los individuos de un país.  Si toma el valor de 0 significa que todos los individuos de la sociedad tienen la misma porción de la riqueza.  Si toma el valor de 1significa que solo un individuo tiene toda la riqueza del país.

En una sociedad competitiva no se puede pensar en un coeficiente de GINI igual a cero, porque cada individuo tiene características genéticas, gustos y preferencias que lo pone en ventajas o desventajas.  Existe una correlación entre la riqueza que puede producir un individuo y su coeficiente intelectual.  Independientemente del coeficiente intelectual algunas personas pueden decidir no competir en la acumulación de riqueza.  Corea del Sur y Alemania han llegado a valores entre 0.3 y 0.4 en el coeficiente de GINI, esto puede servir de evidencia para demostrar que una sociedad en competencia no puede estar por debajo de 0.3 dada la diversidad de la sociedad.  Sin embargo los países de América Latina tienen coeficientes cercanos a 0.6, el mismo nivel de los países africanos donde unas pocas familias retienen las utilidades de explotaciones petroleras por parte de multinacionales.  Milagrosamente, Costa Rica cierra con valores inferiores a 0.4, demostrando que la brecha en América Latina no depende de características genéticas ni de preferencias, depende de algo más.  Este ensayo se limita a considerar la disparidad en el acceso a las oportunidades como el "algo más".

Al no tener capital suficiente para participar en los mercados de valores o en compras de empresas, la forma lógica que tiene la sociedad de participar en la competencia económica es el emprendimiento.  De acuerdo al GEM (Global Entrepreneurial Monitor) una sociedad pasa por tres etapas para lograr el despegue: actitudes de emprendimiento, actividades de emprendimiento y aspiraciones.  Las actitudes tienen que ver con la disposición de los individuos a crear su propia empresa, para que existan emprendimiento los individuos tienen que considerar la fundación de nuevas empresas dentro de sus planes de vida. Esta es una condición necesaria pero no suficiente, pues el entorno de cada país puede frenar el paso a cualquier actividad de emprendiemiento.  Una actividad de emprendimiento es toda aquella que implique el pago de salarios a terceros o a si mismo por más de tres meses.  Por último las aspiraciones tienen que ver con la disposición a crecer, expandirse o diversificarse una vez el negocio esté establecido.

En el siguiente gráfico se muestra la medición de las actitudes de emprendimiento, cortesía del GEM, para algunos países:
Global Entrepreneurship Monitor
Esta medida toma el porcentaje de la población entre 18 y 64 años (excluyendo los que ya tienen un negocio) que tuvo la intensión de crear un negocio propio.  Sorprendentemente, los países con mayor intensión son los de América Latina, por encima de los países de África y por encima incluso de países desarrollados.  Esto lleva a la conclusión de que América Latina tiene una población activa, con la mínima condición, necesaria para el emprendimiento.

Esto lleva a 2 preguntas: ¿De qué depende que las aspiraciones de emprendimiento se materialicen en actividades?, ¿De qué depende que las actividades de emprendimiento sean exitosas?

En primer lugar hay que hacer la distinción entre emprendedores por necesidad y emprendedores por oportunidad.  Los emprendedores por necesidad resultan de malas condiciones económicas en los países que los llevan a establecer un negocio como única opción para sobrevivir.  Los emprendedores por oportunidad ya tienen las necesidades básicas satisfechas y entran a un nuevo negocio con el ánimo de invertir su capital.  Una gran proporción de los emprendedores en América Latina son por necesidad, guardando una correlación con el estado de la economía; al mejorar las condiciones los emprendedores deciden abandonar sus negocios y retornar como empleados donde encuentran un riesgo menor.  Al empeorar las condiciones, los individuos deciden establecer negocios muy simples como panaderías, tiendas pequeñas o puestos ambulantes.  De acuerdo a GEM al rededor del 50% de los emprendedores de América Latina lo hacen por necesidad.